Lo universal y lo único
Autora: Patricia Fierro Macheta
Profesión: Arquitecta
Cargo que ocupa: Profesora Tiempo completo UCPR
Materias que orienta: Teoría e Historia de la arquitectura
La importancia de tener un conocimiento más profundo acerca de los autores, valores, significados, procesos constructivos y los principios bajo los cuales se han creado las edificaciones de la ciudad, conduce a la construcción de una identidad, al autoconocimiento y a la apropiación de los escenarios sobre los cuales se ha desarrollado toda una comunidad.
El tema de la historia de la arquitectura en Pereira ha sido una de las inquietudes más importantes en el desarrollo del trabajo en docencia desde hace algún tiempo, tanto por el deseo de saber sobre la sociedad que edificó las obras que componen el tejido urbano, como por la importancia de contar con una memoria del desarrollo que servirá en un futuro para tener criterios más claros frente a las intervenciones, modificaciones y el valor de las construcciones.
Desde siempre el hombre ha sentido la necesidad de establecer su propia trascendencia y esto lo ha motivado a generar una serie de divinidades, rituales y espacios. La construcción de recintos propios para la adoración es tan remota en la historia del hombre como la necesidad de construir viviendas
En la cultura hispanoamericana particularmente, los edificios religiosos católicos, han tenido un papel preponderante, como hitos y nodos, además de poseer una imagen muy arraigada en la memoria colectiva. Particularmente, las catedrales, sedes de las Diócesis, son los templos más significativos dentro del contexto urbano, por su imagen, antigüedad y distinción dentro del esquema jerárquico clerical. En Pereira, la catedral, Iglesia de Nuestra Señora de la Pobreza, es la más importante y representativa construcción religiosa católica, dentro de la ciudad y el departamento.
LA INVESTIGACION
Los colonizadores del territorio que hoy ocupa la ciudad no se apartaron del esquema urbano que desde el siglo XVI, los españoles implementaron para la fundación de ciudades en América Latina. Ellos mantuvieron en el siglo XIX, después de la independencia de España, la continuidad con el trazado en retícula cuadrangular conocida como damero.
En esta organización aparece un espacio abierto del mismo tamaño de las demás manzanas destinado a ser la plaza principal y sobre el marco de ésta, se ubica la iglesia principal de la ciudad en uno de los costados que la componen. En otro costado, de la plaza se destina un predio para la sede del gobierno. Son estos dos: iglesia y estado, los pilares sobre los que se ha cimentado nuestra sociedad no solamente en la región si no en latinoamericana. Es por esto, que este trabajo de investigación sobre la arquitectura de la ciudad, se ha iniciado por la Catedral. (con un enfoque histórico- hermenéutico).
Uno de los objetivos que persigue este trabajo es el de establecer el hilo conductor histórico, estilístico y simbólico, a través del cual se ha llegado a la proyectación de los edificios religiosos de la ciudad y particularmente a la catedral de Pereira. Para ello, se ha recopilado información escrita y visual existente sobre la iglesia a través de los distintos estamentos de la comunidad, ya que, pese a los trabajos adelantados en este sentido como el de Patrimonio Arquitectónico de Risaralda o los levantamientos de planos realizados por estudiantes de instituciones educativas como proyectos de grado y monografías, aún existe un gran desconocimiento frente a los códigos estéticos, estructura, forma y significado de la arquitectura local.
RESEÑA HISTORICA DE PEREIRA
El territorio estuvo ocupado por el pueblo Quimbaya, cuya riqueza en oro les permitió desarrollar importantes trabajos de orfebrería, que los destaca en el panorama cultural y artístico del país. También se dedicaron a la explotación de sal que les permitió el comercio con otros grupos. Su organización social estaba regida por caciques. Eran politeístas y es difícil precisar sus creencias religiosas, ya que los cronistas de la conquista española tendían a asociar sus rituales con cultos diabólicos. Sin embargo, «…no parece que hubieran tenido una teogonía clara. Se acepta que guardaban un cierto culto al sol, al que veneraban con gran respeto, aún en la muerte; algunos ídolos de caras terribles, la relación del agua con la divinidad y un culto secreto a divinidades del mal » (Vélez Correa, 1987, p. 20)
En cuanto a sus construcciones utilizaron principalmente la guadua, material abundante en la región, al igual que otras maderas. Sus construcciones no eran de carácter permanente debido a la vida seminómada que llevaban por los continuos conflictos bélicos.
Los primeros españoles llegaron en el siglo XVI. Jorge Robledo fundó a la antigua ciudad de Cartago en el territorio de la actual Pereira, el 9 de agosto de 1540. Los españoles impusieron a los nativos el gobierno, la religión y la superioridad cultural y racial española sobre ellos. La población indígena fue diezmada y la tradición cultural de los antiguos pobladores fue borrada. Como se verá más adelante las tradiciones religiosas precolombinas se perdieron pero las técnicas constructivas se han mantenido de alguna manera.
En 1691, la ciudad de Cartago fue traslada al sur, en el sitio que ocupa actualmente, debido a las condiciones duras del territorio por los tupidos guaduales, los ataques indígenas y los intereses de los encomenderos. Los vestigios urbanos de la antigua Cartago se perdieron entre el tiempo y los bosques. En el siglo XVIII, unos esclavos cimarrones se ubicaron en el sector de Turín, luego de haber escapado de Cartago, pero al poco tiempo fueron capturados y devueltos a la ciudad en donde recibieron castigos. La influencia cultural negra tampoco se siente mucho en la ciudad.
Al final de las guerras de independencia, José Francisco Pereira, compra un globo de terreno comprendido entre los ríos Otún y Consota, hasta la desembocadura de Egoyá, como nos dice Fernando Uribe Uribe en su texto. En 1861, junto con otros cartagueños, se instalan en los predios con el fin de fundar una nueva población. Ellos construyeron las primeras chozas de guadua y la capilla en la que se dio la primera misa. Hasta 1869 la población se conoció como Cartago Viejo. En ese año se dictó una ordenanza por medio de la cual se cambió el nombre por Caserío de Pereira, en honor a su gestor.
La vocación de Pereira como lugar de intercambios comerciales se debe a su posición dentro del territorio nacional, como «cruce de caminos», entre las rutas que conducían de Antioquia al Cauca y de la región centro oriental hacia el sur occidente del país. Cuando llegaron a fundar el poblado José Francisco Pereira y el padre Cañarte, existían fondas, posadas de albergue para los arrieros, algunas casas y tierras de labranza. La ciudad comienza a crecer cuando se abren las exportaciones de productos agrícolas, aparecen las primeras casas comerciales y aumenta la población debido a la inmigración antioqueña.
El proceso de la colonización antioqueña va a nutrir notablemente a la cultura pereirana. Tanto que aún se siente la dependencia y el apego cultural del «viejo Caldas» por Antioquia. Aunque «…geográficamente y administrativamente la región pertenecía al entonces gobierno soberano del Cauca, pero demográfica, económica y socialmente esa contribución fue de muy escaso significado»
(Duque, Freide, Jaramillo, 1963, p. 360)
Los primeros colonos llegaron en busca de tierras básicamente, debido a las condiciones duras que atravesaba la región. Se desplazaron hacia el sur occidente del país, buscando oro, rozando y fundando ciudades con un ímpetu similar al que tuvieron los primeros españoles del siglo XVI y XVII. La llamada cultura paisa no es más que la extensión de la aplicación de los principios españoles en América, pero aplicados por criollos. La colonización antioqueña es el reflejo tardío del impacto producido por la conquista española en el territorio antioqueño. De la misma manera que Robledo explotaba a los indios para que trabajaran en minas, defendieran el territorio, etc. Los pioneros de la colonización acabaron a los últimos Quimbayas para apoderarse de sus fértiles tierras. Los antioqueños comenzaron a llegar a finales del siglo XIX y comienzos del XX, procedentes principalmente de Sonsón, Abejorral, Pácora, Aguadas, Salamina, Manizales y Santa Rosa.
LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA POBREZA
El origen de la iglesia, se remonta a la fundación de la ciudad el 30 de agosto de 1863, cuando el padre Remigio Antonio Cañarte, en una pequeña capilla pajiza ubicada en el costado de la calle 19 con carrera 8ª ofició la primera misa. Para el día de la fundación, Pereira «…tenía ocho ranchos de astilla y guadua y tres de paja. Se habían proyectado seis manzanas marcada entre sí por senderos en el guadual.» (Uribe Uribe, 1987, p. 32).
En 1890, se inicia la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de la Pobreza en el predio que ocupa actualmente, el costado de la Calle 20 con carrera 7ª. Por iniciativa del padre Ismael Valencia quien estuvo al frente de la obra durante cuatro años y a quien reemplazó el padre López.
» Ya habían levantado los muros principales en calicanto y en la torre del frontis, en la esquina, dos torres llamaban a los oficios divinos» (Uribe Uribe, 1987, p. 50). El 31 de enero de 1906 un terremoto destruyó el templo y la iglesia parroquial. Luego, fue improvisada en una casa. Se constituyó una junta presidida por el padre para reiniciar las obras, en la que participó la comunidad con su trabajo gratuito a través de los convites.
A raíz del terremoto de 1906, la iglesia sufrió muchos daños y para la reconstrucción del templo se tomó la decisión de abandonar la idea de edificarla totalmente en ladrillo y piedra como se pretendía inicialmente, a causa del riesgo sísmico en la zona. Entonces se optó por retomar un recurso más local. Esto produjo una hibridación de estilos y técnicas constructivas. Resultó una iglesia que en las partes que se «ven» tiene referentes arquitectónicos de la cultura europea, hechos en laminas metálicas o yeso y no en piedra, que esconden la estructura de bahareque, que avergüenza por las connotaciones culturales de pobreza y de un pasado indígena que se la ha dado. Este tipo de solución se convirtió en un paradigma para la zona de influencia caldense ya que en Manizales se probó esta solución en 1893 y de esta forma fueron construidas iglesias en Circasia, Armenia, Tadó, Quinchía, Filandia, entre otras.
En 1910, la iglesia de Nuestra Señora de la Pobreza «aparecía con una torre medio trunca, los muros formados por anchos paredones de ladrillo, hasta el arranque de la fachada – sobre ellos se estaba levantando de forma muy lenta, una serie simétrica de sólidos armazones de madera de comino y de nogal que formaba una segunda serie en altura, y formaba una segunda serie de altura, para sobre ellos descansar imponentes arcos formados de chapas de tablones superpuestos y sujetos en su base por grandes vigas ajustadas en la misma forma, en gruesos tornillos» (Uribe Uribe, 1987, p. 51)
Luego, se adquiere una copia de la imagen de la virgen de la pobreza, patrona de la ciudad de Cartago y a esta misma virgen es consagrada la iglesia de la ciudad de Pereira. La obra original se encuentra hoy en día en la ciudad de Cartago en el templo de los franciscanos.
A finales de 1917, llega a la ciudad la comunidad claretiana que por encargo del entonces obispo de Manizales, monseñor Hoyos, estuvo encargada de la dirección del templo de Nuestra Señora de la Pobreza y se designó como párroco al padre Federico Martinez a quien se le debe en gran parte la terminación del templo y algunas decoraciones de importancia. Esta comunidad estuvo al frente de la catedral hasta 1948.
Durante el tiempo que estuvo la comunidad encargada del templo se colocaron los lienzos del techo que fueron pintados por J. Moreno en 1932, así como, los vitrales que fueron traídos de Bélgica, el primer reloj del campanario, además trajeron de España el santo Cristo que se encuentra en la capilla del Misericordioso, las laminas de Zinc troquelado desde Europa que luego fueron reemplazadas en 1963 por laminas de Aluminio, Los capiteles de madera de comino crespo, trabajo de Lisandro Tirado, en 1948 se inician las pinturas de los querubines en la cúpula del crucero y en la parte inferior también pinta a los evangelistas.
Pereira se separó de la arquidiócesis de Popayán en el año de 1900. A petición del Nuncio monseñor Antonio Samoré el papa Pío XII, firmó la autorización para la creación de las nuevas diócesis de Pereira y Armenia el 17 de diciembre de 1952. El 10 de mayo de 1954 se constituyó la diócesis de Pereira, siendo el primer obispo monseñor Baltasar Alvarez Restrepo.
Este hecho, animó a muchos a solicitar al congreso que de igual manera se permitiera la separación del departamento de Risaralda de Caldas. En 1966, se logra mediante la expedición de la Ley 70, la creación del nuevo departamento, conformado por Pereira y doce municipios más.
Las modificaciones que ha sufrido la iglesia han sido hechas bajo los criterios y gustos de los padres que han tenido el templo bajo su mando. Así por ejemplo, los altares de madera de las naves fueron reemplazados por mosaicos hechos por la comunidad benedictina.
CÓDIGOS ESTILÍSTICOS
Para este estudio se parte de algunas hipótesis, que se desarrollarán en el transcurso de la investigación.
La construcción de la iglesia se encuentra en el marco de la historia de la arquitectura de Colombia en lo que se conoce como arquitectura republicana, que no es más que la versión nacional y un poco tardía del neoclasicismo y eclecticismo historicista que dominó a Europa y Norte América desde mediados del siglo XVIII y finales del siglo XIX. Esta tendencia buscaba rescatar modelos, estructuras y lenguajes propios de otros periodos históricos, especialmente, clásicos.
El edificio más significativo de este periodo en Colombia es el Capitolio Nacional, reflejo de la sociedad de la época que buscaba alejarse de los referentes coloniales españoles y acercarse más a Francia, Inglaterra, Italia o los Estados Unidos, por lo menos, en las formas y las fachadas. La Catedral de Pereira, es un ejemplo claro de lo que esta forma de pensamiento generó a nivel arquitectónico y urbano. La iglesia no tiene un estilo definido sino que en ella convergen gran variedad de lenguajes que hacen referencia a estilos pasados europeos de distintos tiempos.
La fachada principal maneja un lenguaje clásico que recuerda a las iglesias italianas del Renacimiento, de igual manera las cúpulas con sus linternas, la facahada lateral y posterior se aproximan más al estilo románico medieval. En el interior la decoración en mosaicos como el pantócrator del ábside de la nave central refleja el estilo Bizantino de las primeras iglesias cristianas y las ortodoxas.
Teniendo en cuenta que la mayor parte de la arquitectura en Colombia no ha sido realizada por arquitectos si no por maestros de obra, artesanos o sacerdotes con conocimientos en construcción, surgen algunas inquietudes frente a los criterios, estilos o modelos que se han tomado para este tipo de edificaciones. Desde los orígenes de los primeros templos cristianos en el siglo IV, se asumió la planta alargada de tipo basilical, tomada de la arquitectura romana imperial por haber encontrado en ella la forma de expresar los dogmas de la religión, como el camino que debe recorrer el hombre para entrar en comunión con Dios, en donde se pudiera unir a la comunidad en el acto cultual. Esta tipología es válida en la mayoría de los casos para las iglesias católicas en occidente ya que religiones también cristianas como la ortodoxa encuentran en la planta centralizada un espacio más apropiado para su expresión.
El arte y la arquitectura han servido como medio de comunicación, así, (…la luz, los muros, la disposición de los ambientes tienen que hablar en una catequesis elocuente, por si misma, sin recurrir a las letras o los textos». (Cerezo Barredo M, 1967, p. 31 )
El arte refuerza el mensaje de la iglesia que encuentra en el lenguaje simbólico la riqueza que necesita para expresarse. Los símbolos y la iconografía cristianas surgen del sincretismo entre la tradición del judaísmo y la grecorromana. Imágenes, símbolos, formas, han pasado a través del tiempo y se han convertido en parte importante de nuestra cultura. Poder hacer una interpretación de estos elementos es uno de los fines que persigue este trabajo, desde la sintaxis, la semántica y la pragmática; así como, establecer una filogénesis de la iglesia de Nuestra Señora de la Pobreza, desde sus aspectos universales como iglesia católica y sus elementos más particulares como obra producida en Pereira.
BIBLIOGRAFIA
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